Nuestra historia

Francisco Riesco (1926-2017)
Bioquímico, Diploma de Honor, 1954, Universidad Nacional de Córdoba

En 1954, llegó como graduado reciente a General Pico, donde no había residido hasta entonces ningún bioquímico, a pesar de que existía cierta tradición médica. Ingresó a Clínica Regional, donde instala el primer laboratorio bioquímico de la ciudad, con la experiencia adquirida en las pasantías en el Hospital Español y el Hospital Rawson de la ciudad de Córdoba.

En forma paralela, comienza a colaborar ad honorem en el Hospital local, ubicado entonces en el predio que ocupa actualmente el Instituto Correccional Abierto, y desarrolla allí prácticas imprescindibles ya que el Hospital no disponía de laboratorio bioquímico y se utilizaba el instrumental del único laboratorio que se había instalado en la clínica.

En los dos ámbitos, las prácticas se realizaban en forma manual y tanto los reactivos como los testigos se preparaban en el laboratorio. Sin embargo, la carencia pudo transformarse en oportunidad a través de viajes frecuentes a reuniones científicas, donde actualizó sus prácticas y conocimientos hasta transformar el laboratorio original en el actual centro de alta complejidad.

Desde el pequeño espacio inicial en la Clínica Regional, en la década de 1980 logró trasladarse a un lugar propio, acompañado por el Bioquímico Juan José Galletti y, más tarde, por la Bioquímica María Teresa Fournier , donde se instaló equipamiento de última generación, que estuvo a cargo de profesionales de distintas especialidades coordinados por dos de los hijos que cursaron estudios de posgrado en el exterior: Sergio Riesco, especialista en Bacteriología Clínica, y Oscar Riesco, en Endocrinología. Desde entonces, y tras sucesivas ampliaciones edilicias, el laboratorio integra la red nacional ALAC (Asociación de Laboratorios de Alta Complejidad) y mantiene la certificación IRAM ISO 9001-2015. Estos últimos logros, se realizaron bajo la dirección del fundador de esta pionera unidad de prestación bioquímica quien, hasta principios del año 2000, actuó como director y asesor permanente del laboratorio.